lunes, 13 de junio de 2011

Crónicas fantasmas a la luz de una vela- Silencios




Crónicas fantasmas a la luz de una vela- Silencios

En las penumbras de mi casa hoy, por la mañana viene a mi mente una frase que fue slogan, calcomanía, lema de una época oscura y nefasta. La frase decía “el silencio es salud” y pretendía ser una campaña en contra de los “ruidos molestos” en plena dictadura. Ruidos molestos generados por la gente, reunida, manifestándose quizás. Siempre me resultó llamativo como, para los que detentan el poder, la gente manifestándose libre es un molesto ruido que hay que acallar. Pero los silencios no son casuales, muchas veces los silencios son propiciados, generados, estímulados, porque el que calla otorga dice otro dicho popular, y se ha hecho carne.
¿Por qué el silencio no es salud? Porque las palabras que no se dicen, que no se expresan, se mueren dentro de uno. A-dicto significa no dicho. Cuando debemos callar contra nuestra voluntad se nos forma un nudo en la garganta, a la altura del quinto chakra, que nos da dolor, dolor espiritual que se traduce en dolor físico. Callar es muchas veces conceder, conceder al otro el privilegio que nos estamos negando. Al callar estamos hiriendo de muerte a nuestro ser creativo, el que se expresa libremente, para dar lugar a un autómata mudo, complaciente, que no sonríe ante nada y ante nada se conmueve tampoco. Hoy por hoy el acento de lo “cultural” no está puesto en los lugares donde se debiera. Nunca como ahora la cultura sufrió más desprestigio y desprecio, nunca fue más vaciada de sentido, ni ocultada tras los paraísos artificiales del mercado o el rating. ¿Cuántos padres se preocupan por cultivar en sus hijos el amor a las manifestaciones artísticas? Y no es el tiempo la excusa porque los jóvenes van a voley, handbol, patín, natación etc, un montón de actividades físicas que son excelentes como gimnasia para el cuerpo, pero el cerebro también debe ser ejercitado, y estimulado, y no alcanza la escuela para ello, para brindar, además de todo, cultura general. Cuánto se pierden nuestros jóvenes por no conocer un poeta, un cineasta de calidad, una obra de teatro, jamás lo sabremos, jamás sabremos cuánto se empobrece la capacidad de disfrute de un jóven por carecer de los mínimos bienes culturales, pero lo peor de todo es que muchos padres también carecen, y por eso no lo pueden percibir. Y ojo que cuando hablo de estas cosas no me estoy refiriendo a cuestiones de “alta cultura” ni mucho menos, porque son, además, categorías que en las que no creo; estoy hablando lisa y llanamente de cultura popular. Pero al chico que lee se lo agrede, se lo segrega porque no se comprende que ““pierda su tiempo” con esas pavadas que no sirven para nada”. Seguramente debería estar perdiendo el tiempo con otras pavadas, más socialmente aceptables, o dirimiendo sus diferencias a los golpes, para que la sociedad se sienta tranquila y equilibrada. El que abre la boca y habla es más peligroso que el que se expresa a los golpes; y el que se expresa a los golpes lo hace porque no le enseñaron a expresarse de otro modo, y esa impotencia le genera violencia. ¿Que hará cuando ya no pueda golpear a todo lo que no entiende? Quién sabe, taparse la boca con alcohol quizás, con drogas, hacerse un nudo corredizo y suprimir para siempre el órgano de la emisión de la voz, que quiere expresarse a los gritos aunque sea?.
El arte es un camino, debe ser un camino, un vehículo para que el hombre sea mejor, se comunique mejor. Callando, aunque creamos que nos beneficiamos porque “en boca cerrada no entran moscas” lo único que hacemos es dañarnos, reprimirnos, asfixiarnos de silencios, silencios que no nos llevan a nada. El lenguaje es un don que nos han dado para diferenciarnos de las bestias, el uso del lenguaje nos constituye humanos, como han demostrado los múltiples casos de niños ferales; y hay infinitos modos de olvidarnos de cuánto hay de humano dentro nuestro, castrando la palabra es el más efectivo.
Hoy es el día del escritor, y más allá o más acá de que uno crea o no crea en fechas y celebraciones puntuales, ésta reflexión que quiero hacer con ustedes hoy debería celebrar el uso de la palabra, la literatura, la poesía, no es algo que “los otros hacen”, es cultura porque está entremezclada con las cosas humanas, está entre esas cosas, y pese a la mala prensa que ha hecho la sociedad, que ha querido convertirla en una caricatura la poesía (Aristóteles decía en la poética que todos los géneros eran géneros de la poesía) ha sobrevivido, permanece viva cuando un adolescente se enamora y dibuja corazones, cuando un joven protesta haciendo un grafitty, cuando una banda de rock compone una canción que expresa sus pensamientos y sentimientos. No dejemos morir a la poesía,no dejemos morir a las palabras, no nos quedemos en silencio.

Claudia Elisabet Sastre – 13 de junio- día del escritor

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