lunes, 23 de mayo de 2011

Crónicas fantasmas a la luz de una vela - 4° parte- Mensajes



Mensajes

Mensajes urgentes, desesperantes; éste apareció en una puerta de una estación de servicio de algún lugar de la Argentina de cuyo nombre no me puedo acordar. Me llegó por el facebook, rodeado de elucubraciones acerca de si era cierto, o era una broma (una broma macabra y espantosa, obvio) pero que nos trajo a la mente de nuevo el caso de Marita Verón, Fernanda Aguirre y tantos otros casos, donde ronda la idea del secuestro de personas a manos de la mafia de la prostitución y trata de personas, a veces, niñas. Yo suelo viajar a menudo por razones de trabajo, y todos sabemos que en San Julián, los colectivos suelen pasar a incómodos horarios, que rondan la medianoche o más tarde. Con una mano en el corazón, ¿quién no ha visto cuando trasladan a las "chicas" de un lugar a otro? ¿quién no ha pensado en la edad de muchas de ellas? o en su estado?, cuando descienden del bus, como dopadas, como vencidas, como si fueran cuerpos y no conciencias, ¿quién?
He buscado en esos rostros de las terminales las fotos de esas chicas desaparecidas, de Sofía también, he buscado con esperanza, pero mientras tanto, la prostitución y la trata se siguen afianzando en este sur donde los hombres llegan tras los cantos de sirenas del petroleo y la minería. Las chicas pierden la partida, y los cafishios agarrados de las redes del poder se salvan a sus expensas. ¿Qué es de ellas luego de un tiempo? Y quedarán de madamas con suerte, o a un asilo, con suerte también. La mayoría, ya se sabe, las venéreas, el sida, el alcohol, la falta de sueños y las drogas que las ayudan a superarlo van trabajando esos cuerpos, quitándoles la poca vida que les ha dejado el sexo sin amor. Muchas lo hacen por sus hijos, porque no es tan fácil para una mujer sola, con hijos y sin formación conseguir un trabajo decente; y todos sabemos también que las mujeres son las que suelen quedarse con los hijos a cargo. Volviendo al tema del mensaje,y más allá de elucubraciones que ven mensajes cifrados y demas, hay algo inquietante. No está firmado. Podría ser cualquiera de nosotros, o más bien, cualquiera de nosotras, o nuestras hijas, quienes estén arrojando, a la manera de una botella al mar este mensaje desesperado, anónimo, que habla de soledad, de aislamiento y por qué no decirlo, de indiferencia.
En tanto en nuestra provincia , prácticas como estas se sigan avalando (hace menos de un mes se rescató una menor en Las Heras)y se sigan justificando como "cuestiones culturales" como dijo el gobernador, seguiremos viendo esos rostros en la terminal de madrugada, o encontrando mensajes de desesperación en los baños, y quizás (ojalá que no) sea nuestra hija quien se encuentre tras del trazo inseguro y urgente de esa nota, porque esas chicas son hijas de alguien también.
Hasta la semana que viene.

Claudia Elisabet Sastre- 23 de mayo de 2011

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