domingo, 26 de julio de 2009

Opinión de Elpidio Isla respecto al reportaje de la Opinión Austral a Patricia Vega

DISGRESIONES ACERCA DE UN REPORTAJE A PATRICIA VEGA

(el reportaje fue publicado por el periódico La Opinión Austral de Río Gallegos y puede leerse en http://www.laopinionaustral.com.ar/diario.asp?Modo=Noticia&NId=4405&A=2009&M=7&D=23)

Construir a través del disenso
ACERCA DE UN REPORTAJE A PATRICIA VEGA

El reportaje ¿fue publicado realmente en La Opinión de Río Gallegos? Me parece maravilloso que un diario acepte una nota de cinco mil palabras. Que la nota haya sido a una profesora de literatura que hablaba de literatura regional ya ronda lo fantástico. Tanto esfuerzo intelectual y espacio periodístico para instalar un tema como la existencia de una “literatura regional” merece algo de claridad que yo no me arrogaré; me limitaré entonces, a un modesto aporte a la confusión general.
Dice el entrevistador: “Luego, el diálogo fue llevándonos a conversar sobre literatura en Santa Cruz.” Y sigue más abajo:
“LITERATURA PATAGONICA.
LOA: Estando en la universidad, ¿tuviste contacto con literatura local?
Patricia Vega: Sí, (…), para luego seguir con la literatura seria, que es la que estudiamos en la universidad”.
En una media docena de renglones se habla de “literatura Patagónica”, “literatura de Santa Cruz”, “literatura local” y “literatura seria” como si fueran lo mismo o ¿en realidad creen que son lo mismo? Y que “literatura local (se refiere a Río Gallegos)” es lo mismo que “literatura santacruceña” y que “literatura santacruceña” es igual a “literatura patagónica” o lo que es peor “literatura santacruceña” o sea “literatura local” es lo mismo que “literatura patagónica”, la que sería equivalente a “literatura seria” y remata más abajo afirmando: “se me venían a la mente grandes próceres de la literatura patagónica o Santacruceña” según lo que a Patricia Vega le enseñaron en la Universidad. “Los oficialmente reconocidos, como Héctor Rodolfo Peña, Flora Rodríguez de Lofredo o Ricardo Leydet.(…) En esa época, pensaba en Patagonia y se venían a la mente grandes próceres de la literatura patagónica o santacruceña, como Flora Rodríguez de Lofredo” ---reflexiona Patricia Vega a la que considero junto a Claudia Sastre dos personas muy solventes (entre otras, no tantas como quisiera, dedicadas a hacer un trabajo serio sobre la literatura que se escribe, escribió o escribirá en esta parte del mundo). Yo creo que literatura equivale a libertad. Cada uno es dueño de expresar esta libertad como quiera o pueda, el tiempo será, en definitiva, el que hará trascender o no esa literatura. Lo que entiendo que no es aceptable validar ciertas tendencias desde el campo académico. Esto requiere información y espíritu crítico. No todo es igual, no es lo mismo Harry Potter que Pablo Coehlo y no son lo mismo Stephen King y cualquier pavada de autoayuda que ande dando vueltas por allí, por más que todos sean productos de consumo masivo y mucha gente enloquezca por ello. Tanto H. Potter como la obra de S. King son literatura de muy buena calidad. Para explicar esto tendremos que meternos en un terreno más árido.
Creo que Hegel postulaba que la dialéctica consiste en un proceso de transformación entre dos opuestos: tesis y antítesis, que se resuelven en una forma superior o síntesis. En el campo literario, como gustan llamarlo mis amigos académicos, se dan estas tensiones dialécticas. Borges, al que no le importaban las simplificaciones, decía que no habría que leer ningún libro hasta que hubieran pasado cien años de su escritura. Perfecta forma superior o síntesis aplicada a la literatura: Boedo y Florida funcionaron en ese sentido y dieron lugar a ricas corrientes ficcionales y de pensamiento que se sintetizaron en nombres entrañables de la literatura argentina que a su vez dieron origen a otras transformaciones y a nuevas formas. Nada es posible sin la existencia de lo anterior. Son la realidad social y las tensiones y poderes que la constituyen los que crean y condicionan la realidad humana y la literatura no escapa a esta regla.
Quisiera percibir donde están estas tensiones en la“literatura patagónica” vista como un todo donde conviven desde “los pioneros” hasta “los rupturistas” ¿dónde se produce la primera síntesis? ¿No será que en este proceso dialéctico esa síntesis recién se está produciendo? Se revuelven nombres, se ensalzan y analizan. Se etiqueta todo, se clasifica, aparecen los pavos reales y los modestos hacedores, los críticos, los docentes, los talleres literarios y los suplementos culturales. Los editores, los representantes, las tribus y las camarillas; los poetas, los funcionarios culturales, los libreros. No conforman un cuerpo homogéneo y son a su vez moldeados, armados y destruidos por las tensiones sociales, modificados por la realidad emergente del contexto social en el que actúan, se adecuan o resisten, pero mañana habrán mutado, serán reemplazados, vendrán otros y nunca se repetirán. En ese magma se cuece la síntesis que dará o tal vez se está gestando el embrión de una posible literatura patagónica ¿Cuánto tiempo pasará? No lo sé. Si pensamos que se tardaron tres o cuatro siglos para definir a “la picaresca española” (siglos XVI al XIX) y se trata tan sólo de un género. ¿Podemos arrogarnos la pretensión de poder definir una “literatura patagónica” ¿Dónde está el corpus poético? y una cosmovisión que se refleje en todos los géneros. Tenemos una literatura con ¿cuatro, diez, quince novelas? No creo que lleguen a tantas. ¿Y la narrativa Patagónica? Y el ensayo y el teatro ¿están? Nuestra “literatura patagónica” ¿Existe algún intento de una historia social y política de nuestra literatura? ¿Hay una articulación filosófica que la sustente? ¿Existe algún aporte importante de la literatura patagónica a la literatura nacional?
Para finalizar quiero decir que tenemos escritores notables que van tener un lugar relevante en la historia de la literatura patagónica. No van a ser (por suerte) todos los que conocemos hasta hoy. Son muy pocos los que podrán ser leídos dentro de cien años y ninguno va estar para enojarse por eso. Ningún ego saldrá lastimado de esta suerte de justicia histórica y, tal vez, aquellos que cada uno de nosotros sostenga como posible ni figure en esa historia que se está escribiendo día a día. Lo que no me cabe duda es que todos estamos haciendo nuestra parte, con mayor o menor suerte, escritores, docentes, críticos, y fundamentalmente lectores. No olvidemos que escribimos para que alguien nos lea.
Por allí anda un debate sobre una suerte de rupturismo en la literatura santacruceña y se citan algunos nombres. Yo creo que la verdadera ruptura se da cuando aparecen algunos escritores que son capaces de escribir y vivir de la escritura asumiendo todos los riesgos que eso implica. Y cuando la sociedad acepta (de buena o mala gana) que eso es posible. Cuando el escritor obtiene ese reconocimiento que le permite no depender de ningún empleo público y sabe que seguirá escribiendo pese a todo y con absoluta libertad porque eso es lo que lo sostiene. Y puede hacerlo desde cualquier parte, en su lugar o afuera, es ese momento se habrá producido una ruptura con la literatura facilista y los premios “provincianos” con jurados de notables de aldea, que en general no son escritores y que otorgarán esos premios por amistad o supuesta importancia social del que los recibe. En fin la verdadera ruptura se dará cuando sepamos, como decía Sartre, que ya nunca seremos “escritores de fin de semana”.
En buena hora si alguien cumple con esta premisa, entre otras, como sostener y trabajar una obra literaria seria (en la usted deje de ser su personaje favorito), si tiene método y estilo y ya superó las actitudes adolescentes “Pour épouvanter au bourgeois” y se dio cuenta que para hacer la revolución es necesario escribir La Biblia o El Capital y que jamás ningún poema, ni obra de ficción alguna modificó la vida de ningún oprimido en ninguna parte del mundo. Ningún poema de Nazim Himmet, ni de Javier Heraud, ni de Mario Benedetti ni de Miguel Hernández produjeron hechos políticos que mellaran, en lo más mínimo, al sistema que los oprimía. “La cabaña del Tío Tom” no mejoró para nada la vida los esclavos norteamericanos y que las obras de Dickens no lograron que un solo huérfano inglés viviera mejor y ni un solo gaucho de estas pampas mejoró su existencia miserable después del Martín Fierro.
Esta es la lista de escritores que, según mi propia opinión, por los que vale la pena creer que se está gestando una literatura patagónica; el orden y la elección, por supuesto, son arbitrarios: Mario Trejo, Diego Angelino, Cristian Aliaga, Andreas Madsen, Asencio Abeijón, Juan Carlos Moisés, Marcelo Eckardt, Raul Artola, Bustriazo Ortiz y Alejandro Finzi. Algunos escriben desde la Patagonia, la mayoría no nació en la Patagonia. Alguno nunca escribió ni desde, ni sobre; solamente nació en la Patagonia y es posiblemente el escritor de mayor trascendencia nacido en la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. Otro era Dinamarqués, otro Entrerriano, algunos de la Provincia de Buenos Aires, un pampeano, un infaltable salteño y dos: nacidos, criados, educados, formados en la Patagonia: Juan Carlos Moisés y Asencio Abeijón. Todos estos datos no sirven para nada, como diría Marcel Dauchamp: “el lugar y la fecha de nacimiento de los escritores sólo le interesa a los tontos y a los profesores de literatura”



ME PERMITO APORTAR ALGUNOS DATOS EXTRAS RESPECTO A TRES ESCRITORES CASI DESCONOCIDOS EN LA PROVINCIA DE SANTA CRUZ. LO HAGO A TÍTULO ILUSTRATIVO PORQUE CREO QUE LOS OTROS TIENEN UNA TRAYECTORIA REGIONAL MÁS CONOCIDA.


Alejandro Finzi 

Es uno de los más destacados autores teatrales de la Argentina. Nace en Buenos Aires, en 1951. Veinticinco de sus textos para la escena han sido estrenados en la Argentina, y en países latinoamericanos y europeos. Entre ellos, la ópera "Albatri" (regie de Fernando Aragón Escudero y música de Daniel Costanza, Camping Musical Bariloche, 1991), guiones de teatro danza y obras teatrales. Entre las que más difusión han tenido se encuentran "Viejos Hospitales", "Molino Rojo", "Nocturno o el viento siempre hacia el sur", "Aguirre, el Marañón, "Benigar",´"Chaneton", "Bairoletto y Germinal", "La Isla del fin del siglo" y "Patagonia, corral de estrellas o el último vuelo de Saint-Exupéry". Sus obras teatrales han sido traducidas y publicadas en el país y el exterior. Entre otras distinciones internacionales, nacionales y regionales recibió el premio del Concours National de l'Acte (Metz, Francia, 1982/83),  iberoamericano al mejor programa cultural (radioteatro "Territorios", Bogotá, 1992), el patagónico Marcelo Fassan (1996) y el 2º premio nacional de teatro (1997-2001). Es director del grupo de teatro "Río Vivo", de Neuquén y docente de la Universidad Nacional del Comahue. Está radicado en Neuquén desde 1984 
Diego Angelino
Escritor patagónico nacido en Entre Ríos. Novelista y cuentista, su primera obra publicada fue la novela Al sur del sur. La misma fue especialmente recomendada por el jurado del Premio América Latina. (La Opinión-Sudamericana).
El reconocimiento le llegaría con su libro de cuentos editado por la editorial Corregidor Con otro sol, ganador del Primer Premio del diario La Nación en 1974, en un jurado integrado por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Alicia Jurado, Eduardo Mallea y Leónidas de Vedia. Se trata de una historia que transcurre entre sombras: una mirada introspectiva que se desarrolla entre el descenso y el ascenso del sol, pero siempre en la penumbra. En realidad, en un primer momento el libro se llamó Antes de que amanezca, y bajo éste título recibió la distinción.
Otra de sus obras destacadas es Bajo la luna, sobre la tierra, bajo la noche, que también generaría elogios de parte de Borges, pero sobre todo de Victoria Ocampo, quién en aquel momento integraba el Fondo Nacional de las artes. Su obra Sobre la tierra ha sido llevada al cine, bajo dirección de Nicolás Sarquis, y con la participación de la actriz Graciela Borges.
Ha vivido y trabajado durante muchos años en Comodoro Rivadavia donde se formó junto a David Aracena; actualmente vive en El Bolsón, provincia de Río Negro.

Mario César Trejo
Nació el 13 de enero de 1926 "Mario Trejo asegura, alternativamente, haber nacido en Tierra del Fuego (…) en Comodoro Rivadavia.
][]Ha colaborado en varias revistas literarias argentinas como Contemporánea (1949), Luz y sombra (1948), Cinedrama (creada por él,1953), Ciclo, Conjugación de Buenos Aires.
En 1946 crea, junto a Alberto Vanasco, el HIGO Club, un movimiento de agitación cultural que promueve, ya en esa época, una suerte de happenings (exhibiciones de pintura y escultura que duraban pocos minutos y eran acompañadas de lecturas de poemas en pleno centro de Buenos Aires, 1946-47). Es en ese momento que publica Celdas de la sangre, una colección de sonetos clásicos de forma y heterodoxos de contenido.
En 1948 se vincula al Grupo de Arte Concreto-Invención, liderado por Tomás Maldonado y Edgar Bayley (herederos de la línea de Vicente Huidobro y Pierre Reverdy, en lo poético, y de la Bauhaus, el Constructivismo y De Stijil, en las artes visuales). Simultáneamente colabora en la realización de las revistas Contemporánea y Conjugación de Buenos Aires, entre otras. Dos años más tarde, en compañía de Edgar Bayley, ayuda a Raúl Gustavo Aguirre en la creación de la revista Poesía Buenos Aires (1950-60) la que nucleará el movimiento más importante de esa década y que, hasta hoy, sigue dejando sentir su influencia.
En 1951 es becado por el Instituto de Arte Contemporánea, dependiente del Museo de Arte de San Pablo, Brasil; allí cursa estudios de diseño. Un año después, ya de regreso en Buenos Aires, funda la revista Cinedrama, que da a conocer textos de Artaud, el movimiento del Teatro Circular en los Estados Unidos, y otros temas que significaban una tarea de vinculación con los nuevos campos que se abrían en el teatro y en el cine.
Ya en 1948 había escrito, en colaboración con Vanasco, No hay piedad para Hamlet, Premio Municipal de Buenos Aires y Premio Nacional Florencio Sánchez (1957); la obra fue editada en 1960 y estrenada en 1965, en el teatro El Altillo, bajo la dirección de Alberto Cousté.
Entre 1952 y 1953, colabora y ejerce de secretario de redacción en la revista Letra y Línea, dirigida por Aldo Pellegrini, bajo la sombra de Oliverio Girando, que ofrecía su casa como centro de reuniones y trabajo. La revista se movía en un ámbito de búsqueda y ruptura; se traducía tanto a Arthur Miller como Aimé Césaire y Dylan Thomas.
En 1957 es becado por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil y, en Río de Janeiro, toma contacto con los creadores del Museo de Arte Moderno, con el grupo Noigandres de poesía concreta integrado por Décio Pignatari, Haroldo de Campos, etc. y con los jóvenes escritores que, a través del suplemento cultural del Jornal do Brasil, reivindicaban el pensamiento poético de Ezra Pound. Su afinidad con la cultura brasileña lo lleva a traducir poemas de Drummond de Andrade, Cabral de Melo Neto, Murilo Mendes y Vinícius de Moraes (Para vivir un gran amor, Ediciones de la Flor, Buenos Aires).
Entre 1958 y 1960 tiene a su cargo en Canal 7 TV de Buenos Aires tres programas de entrevistas. Escribe obras para televisión: Historias de Jóvenes (Premio Martín Fierro, 1959) y Desnuda Buenos Aires.
Desde 1960 hasta fines de 1962 vive en Madrid, Roma y París; en esta ciudad hace crítica literaria para los servicios exteriores de la Radio Televisión Francesa junto a Mario Vargas Llosa. En 1963 y 1964 reside en Cuba donde estudia y trabaja en el Instituto de Cine (I.C.A.I.C); prepara un documental sobre la vida y obra de Wilfredo Lam y escribe el guión de Desarraigo, largometraje dirigido por Fausto Canel que es laureado en el Festival de San Sebastián de 1965 y que, por otra parte, es el primer film cubano que recibe una distinción en un país fuera del área socialista. Su tema: no utilizar al adversario político como chivo emisario; su protagonista es un ingeniero argentino que trabaja en Cuba.
En 1964 un jurado presidido por Blas de Otero, otorga el premio de poesía Casa de las Américas a su libro El uso de la palabra.
De regreso a Europa se instala en Roma. Trabaja con Bernardo Bertolucci en Kill me future, un fantapolítico que nunca llegó a filmarse, y se interpreta a sí mismo en La via del petróleo (1965-66), documental que, restaurado, es presentado en La Mostra de Venezia del 2007
Nuevamente en Buenos Aires, en 1967, invitado por el Instituto Di Tella, escribe y dirige Libertad y otras intoxicaciones, donde por primera vez se trata el tema de la tortura, el aborto y dos hombres y dos mujeres se besan en escena. Con este espectáculo, el autor comienza a desarrollar cuestiones que serán recurrentes en su obra poética y dramática: Eros y Tánatos, el derecho a la diferencia (la sociedad que señala y excluye), el peligro y la sospecha de que todos llevamos dentro al enemigo, al perseguidor, cualquiera sea el color político, étnico o religioso. Aquí, las técnicas corporales se desarrollan a partir de las enseñanzas de Joe Chaikin y del Living Theatre.
En 1968 escribe y dirige La reconstrucción de la Opera de Viena, precedida del proceso Godard / variaciones Wittgenstein, apuntes para un film de Mario Trejo (Instituto Di Tella). El mismo año, escribe Libertad, Libertad, Libertad (dirección de David Stivel y Norma Aleandro). En 1969, en ocasión del Congreso Mundial de Arquitectos, realiza en los balcones del teatro Opera El gran proyecto humano. En 1971 reside en Medio Oriente (Egipto, Israel, Siria y El Líbano), y, en 1972, en Chile; en ambas ocasiones como corresponsal free lance.
En 1973-74 ejercita sus técnicas de psicodrama proyectivo (basadas en su experiencia teatral) en la Asociación Argentina de Psicoterapia, dirigida por el Dr. Alberto Fontana. En diciembre de 1974 inicia su nueva etapa europea, con base en España, la que se prolongará por catorce años. En 1979 la editorial Lumen, de Barcelona, publica bajo el título general de El uso de la palabra, tres libros de poemas: Crítica de la razón poética, El amor cuerpo a cuero, Lengua franca (109 poemas).
Su formación periodística se inició en el diario La Prensa, de Buenos Aires. Fue crítico teatral en El Nacional (1958-59); tuvo a su cargo la sección literaria de la revista Confirmado, que dirigía Jacobo Timerman (1967-68). Dirigió la sección Artes y Espectáculos de la revista Primera Plana (1970). En Europa trabajó para las empresas Harvey (Roma), A.N.A.S.A. (Madrid), y ASA Press (París).
Entre sus entrevistados figuran Ernesto Guevara, Yasser Arafat, Salvador Allende, dirigentes del MIR chileno, Abba Eban y Ben Gurión, entre otros.
En 1975/76 es editor de las revistas publicadas por A.N.A.S.A . Press, Madrid. A partir de 1977, trabaja como periodista free lance en Barcelona; entrevista a Jorge Luis Borges (revista Mundo).
Astor Piazzolla ha puesto música a algunos de sus poemas, entre ellos, Los Pájaros Perdidos, del que existen cerca de cincuenta versiones en Europa y en América Latina (Susana Rinaldi, Eugenia León, Milva, Raúl Lavié, Rossana Falasca, Lolita Torres et al.). Por su parte, la cantante Jeanne Lee y el trompetista Enrico Rava llevaron al disco sus poemas en inglés Quotations Marks y Let me be (Quotations Marks, Japo Records, New York, 1972). En 1990, junto con Allen Ginsberg, traduce poemas de Nicanor Parra en la ciudad de Boulder, Colorado, Estados Unidos. Además sus poemas aparecen en Bombay Gin, Exit Zero y en Underground Forest. Colabora en el Naropa Institute ( The smoking ecologist).
Entre 1989 y 1991, alterna entre México, Guatemala y Estados Unidos. En el 2008, Fondo Nacional de las Artes, edita una Antología con prologo de Liliana Heer. El mismo año, la Fundación Argentina para la Poesía le otorgó el Gran Premio de Honor.

Poesía
Celdas de la sangre (1946)
El uso de la palabra (1964), Casa de las Américas, La Habana, Cuba.
El uso de la palabra (1979), Editorial Lumen, Barcelona.
La pena capital (1980), Plaquette, Madrid.
Orgasmo y otros poemas (1989), CEDAL.
De Puño y Letra, (1989) , cassette, CIRCE, Ultimo Reino, Buenos Aires.
El Uso de la Palabra (1999), Colihue, Buenos Aires, Argentina.
El Uso de la Palabra (2006), Fondo Nac. De las Artes, Buenos Aires.
Teatro
No hay piedad para Hamlet (1954)
Libertad y otras intoxicaciones (1968)
Libertad, Libertad, Libertad (1968)
La reconstrucción de la Ópera de Viena precedida del proceso Godard / variaciones Wittgenstein, apuntes para un film de Mario Trejo (1968)
El Gran Proyecto Humano, (1969).
Cine
El final (1964)
Desarraigo (1965)
La via del Petróleo (1965)
Letras de canciones
Los pájaros perdidos, Escándalos privados, Violetas populares, con Astor Piazzolla.
La tristeza y el mar, con Waldo de los Ríos.
Quotations Marks, (1972), Enrico Rava

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